CINCO RELATOS DE RISA Y UNO QUE NO

Intentar jugar con las palabras, con sus distintos significados, diferentes interpretaciones, conjugar con los verbos y aplicarlos al relato formando con todo ello un contraste a lo que comúnmente entendemos en su significado. Imaginar, hacer malabarismos con las palabras y llevarlas a donde interesa haciendo más ágil, divertida y amena la narración.
Desviar la acción con referencias que son distantes y dejar perplejo al lector. Ir directo al grano y sin descripciones que solo sirven para llenar páginas. Contar cosas escribiéndolas con un lenguaje llano, de pueblo, simple, entendible y divertido. Sobre todo es una lectura que gusta por ser interactiva, dialoga con el lector con comentarios y observaciones que ayudan a entender lo que se está leyendo, a introducirse en su pensamiento y sugerirle qué es lo que pretende este aprendiz de escritor que se muere de «risa» escribiendo este revoltijo de letras de ironía y burla.
Seis relatos para leer uno, cada día de la semana y el domingo a descansar.